sábado, 30 de enero de 2010

Primera parte

Su muerte hace casi tres años provocó en todos cuantos le rodeábamos un profundo vacío. Se marchó en paz, dejando tras de sí una vida llena de aventuras y batallas, siendo la más apasionante de todas ellas el amor que derrochó con su esposa, sus hijos y sus nietos, entre los cuales tengo el privilegio de encontrarme.

Daniel Salanova nació en la pequeña a la par que hermosa villa de Tobed, situada a orillas del Río Grío, una pequeña corriente de agua que discurre a través de la sierra de Vícor. Allí, en un lugar donde se respira mística y magia, donde las montañas adquieren formas terriblemente bellas, vino al mundo un 22 de marzo de 1917. Llegó en un momento convulso. Europa estaba viviendo el horror de la Gran Guerra, en la que más de diez millones de personas perdieron la vida. Rusia se hallaba inmerso en un proceso revolucionario el cual había empezado un mes antes con el derrocamiento del zar Nicolás II y la instauración de una república efímera presidida por Kerensky. Tan efímera fue, que en octubre de ese mismo año sería eliminada al estallar la revolución bolchevique dirigida por Lenin y Trotsky. Fue uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX, pues instauró en Rusia la dictadura del proletariado anunciada por Marx en el siglo anterior. España sufría una dura crisis política y económica bajo el reinado de Alfonso XIII, de la que no se recuperaría hasta el fin del Franquismo y la posterior instauración del régimen democrático que actualmente disfrutamos. Daniel, como ven, eligió un momento especialmente complicado de nuestra Historia más próxima para nacer, pero eso tal vez le insufló la fuerza suficiente para vivir durante casi noventa años.

Su familia era un tanto peculiar en aquel momento. Además de ser el último de cinco hermanos, llegó cuando nadie le esperaba, vamos, lo que en Aragón es conocido como un "tardanico". Sin embargo, esto poco le importó y su madre, Vicenta, le inculcó desde su más tierna infancia los valores que habrían de servirle durante toda su vida. Vicenta era maestra rural y ejerció como tal en diversos puntos de la geografía española. Su origen vasco traía consigo una fuerza y determinación difíciles de imaginar en una mujer por aquellos años, pues hubo de criar a sus hijos prácicamente en solitario, ya que su marido jamás se movió de Tobed. Daniel, gracias a su madre, vivió en Belandia (Vizcaya), Sigüenza (Guadalajara) y Calatayud (Zaragoza), además de Tobed, por supuesto.

Cultivó desde joven su mente, pues siempre poseyó una gran capacidad intelectual además de un agudo ingenio y una tozudez muy aragonesa para alcanzar las metas que se proponía. Tuvo la oportunidad de estudiar magisterio en Bilbao, aunque el infortunio del destino trastocó un tanto sus planes. La Guerra Civil en España estalló el 18 de julio de 1936, cuando Daniel aún no había terminado su carrera... (continuará)

miércoles, 13 de enero de 2010

Breve ironía

"Voy a tomarme esta copa como si fuera la última". Dicho esto, ingirió en un instante aquel gin-tonic, salió del bar, sufrió un infarto y la palmó.

sábado, 9 de enero de 2010

Almas

Miré mi mano. No tenía líneas ni arrugas. La M que hasta ese instante había ocupado la palma no se hallaba en su antiguo lugar. Cualquier creyente en el esoterismo me vería como alguien sin futuro, pues no serían capaces de leerlo. Prefiero esto a que me desvelen mi destino. Me gustan las sorpresas. Siempre me he dejado llevar por cuanto sucede a mi alrededor; he sido un completo estoico. He aceptado todos los hechos habidos en mi vida y lo seguiré haciendo hasta el mismo momento de mi muerte.

Ahora que mi entrega a los designios de cualquier demiurgo es total, me evado por completo de mi cuerpo. Sólo se trata de una carcasa cuya única utilidad es albergar mi alma, un alma deseosa de libertad. Sin embargo, estoy contento con él; me gusta. Mis dedos, los cuales pertenecen a esta coraza, se mueven sobre el teclado escribiendo las palabras dictadas por mi alma. Eso sí, no creo en ningún paraíso ni lugar especial al lado de ningún dios, sino en un emplazamiento donde el saber sea lo más importante, donde la cultura protagonice todos los actos y las almas de mis hermanos se unan a la mía y puedan compartir entre ellas todo conocimiento que alberguen.

Me pica el brazo. Esto es un símbolo de imperfección. El cuerpo no es puro ni inmaculado. Tiene fallos. A menudo se introducen en él virus y bacterias o algún tipo de reacción genética activa su destrucción. El dolor que soporta también afecta al alma, pues mientras vive en esta armadura, forma parte de ella como un elemento más. Sufre mucho, pero siempre tiene consciencia de su pronta liberación. Es una esclava para quien la muerte es una ceremonia de manumisión, el retorno a su naturaleza inmortal, pues en algún momento fue cautiva por ese cuerpo caduco.

Algún día tu alma, la mía y la de aquél de más allá volverán a flotar como entes en la infinitud del Universo. Un cosmos que nunca terminará.

Nunca

domingo, 3 de enero de 2010

3 de enero

Ya sé, como hoy es mi cumpleaños debería escribir una entrada no sé muy bien con qué sentido.

Aquí la dejo.

Gracias a todos.

viernes, 1 de enero de 2010

Villancico

Hoy, primer día del año 2010, no encuentro nada interesante que contar. Más bien, no encuentro las palabras, así que lo dejaré para otro momento más propicio y así os enseño un irónico villancico escrito por la gran poetisa de los niños, Gloria Fuertes. Podréis encontrarlo interpretado por Paco Ibáñez en su álbum grabado en directo en el teatro Olympia de París. ¡Ah, París! Quisiera recorrer de nuevo pronto tus calles...


Ya está el niño en el portal
que nació en la portería,
San José tiene taller,
y es la portera María.

Vengan sabios y doctores
a consultarle sus dudas,
el niño sabelotodo
está esperando en la cuna.

Dice que pecado es
hablar mal de los vecinos
y que pecado no es
besarse por los caminos.

Que se acerquen los pastores
que me divierten un rato
que se acerquen los humildes,
que se alejen los beatos.

Que pase la Magdalena,
que venga San Agustín,
que esperen los reyes magos
que les tengo que escribir.


Feliz 2010