lunes, 28 de junio de 2010

Urbe taimada

La ciudad permanece silenciosa. A estas horas de una noche dominical, soy una sombra que se arrastra por las calles entre inertes bloques de ladrillo y hormigón. Las ventanas se burlan de mí ante mi paso y las persianas cerradas de los comercios condenan esta osadía nocturna. Estoy solo. No hay nadie más despierto. Cada rincón de Zaragoza es mío. El silencio sólo es interrumpido por el leve sonido de mis pisadas. Sin embargo, la sensación de impunidad no es comparable a la soledad que siento. Te imagino lejos, sola y con un poco de suerte, pensando en mí. Pienso entonces en la felicidad que me produce estar juntos, en la satisfacción proporcionada por tu presencia. Trato entonces de entrar en el bar cuya persiana permanece todavía entreabierta, pero no hallo al otro lado permiso de admisión. Prosigo mi caminata hasta mi hogar. Me desnudo, deshago una vez más la cama y caigo rendido entre las sábanas, dejando que la gravedad ejerza toda su fuerza en mí. Cierro los ojos, pienso en ti. Me quedo dormido.

¿Dónde estás?

viernes, 25 de junio de 2010

Saber esperar

Esperó pacientemente a que la niña viera su rostro reflejado en el escaparate. Le divirtió su mirada ansiosa ante la muñeca expuesta al otro lado del cristal, la expresión de su rostro cuando pidió a su madre, tirándole del bolso, que le comprara aquel precioso juguete. Entonces dirigió su objetivo hacia donde se encontraban, enfocó su vieja cámara y disparó una de sus mejores fotografías.

viernes, 18 de junio de 2010

El último viaje

A veces se apaga una estrella que brilla con luz propia, un ser cuyo mensaje de justicia ha llegado a prácticamente todos los rincones del mundo. Un transmisor de emociones, de creencias y filosofía. Un aventurero amante de una isla situada en un hermoso archipiélago africano, tanto, que decidió morir allí, en ese fragmento de tierra en medio del mar.

Nació pobre, trabajó desde temprana edad por su familia y formó parte en la clandestinidad del Partido Comunista en Portugal durante la dictadura de Salazar. Comprometido siempre con los derechos humanos y con la razón, el mayor arma del hombre frente a la violencia y la brutalidad, su obra refleja siempre ese ansia por ir más allá del materialismo en el que vive nuestra sociedad.

Pensemos, como él quería. Pensemos y conozcamos el mundo que nos rodea, pero pensemos siempre en el bienestar de los seres humanos. Busquemos ese camino a la igualdad entre los hombres, a la plena libertad, a la implantación universal de los Derechos Humanos.

No dejemos nunca de luchar.

Hasta siempre, Saramago.


miércoles, 16 de junio de 2010

Levedad

Comenzó a batir sus alas y se elevó poco a poco, despegando sus pies del suelo. Los contemplé mientras ascendían más allá de mi cabeza y las facciones de su rostro desaparecían conforme tomaba altura. Paulatinamente se fue haciendo más pequeño, se convirtió en un punto brillante en el cielo, pues el reflejo del sol al golpear su cabello, podía verse a kilómetros de distancia. Seguí su trayectoria con mi mirada hasta que el horizonte me impidió contemplar su recorrido más allá.

Su destino es incierto, mas puedo estar seguro de que será feliz dondequiera que esté.

jueves, 10 de junio de 2010

Demasiado tarde


No había terminado de caer el Sol cuando un estruendo sacudió la ciudad. Todo el mundo quedó callado, absorto en la contemplación de la explosión. Una gran nube gris espongiforme cubrió el cielo, terminando de oscurecer los pocos resquicios de luz que aún emitía el ocaso. Nadie se movió. Se detuvo el tiempo. Los coches interrumpieron su ajetreada marcha quedando a merced de la onda expansiva. Las pequeñas aves que surcaban en ese instante el cielo, permanecieron suspendidas en el aire, como en plena levitación. No hubo un solo grito, una sola palabra de acongojamiento, un solo "sálvese quien pueda". No hubo tiempo ni reflejos.

Humanos. Habéis jugado a ser dioses y ahora llega el momento de la extinción total de vuestra raza. Vuestro progreso tecnológico no os ha hecho mejores. Seguís siendo la misma mierda que hace siglos empezó a pugnar en grandes batallas por un territorio que jamás pertenecerá a nadie por mucho que os empeñéis en dibujar fronteras en vuestros mapas. Desde aquí, desde mi nave espacial no puedo ver las líneas que separan vuestros países ni las murallas que os protegen de vosotros mismos. ¿A qué viene ese miedo por vuestro vecino? ¿Esa ansiedad por poseer más que el prójimo? ¿Ese afán por imponer unas religiones caducas que no deberían tener cabida en una sociedad plenamente desarrollada?

No sois nada. Sólo pequeñas motas en un universo lleno de grandes cataclismos y nubes de gas. Materia inerte, restos de restos, polvo de estrellas que un día fueron gigantes rojas para convertirse en supernovas. Dejad de imponer vuestras estúpidas reglas. Estáis sometidos a los caprichos de un universo mucho más poderoso que el mejor de vuestros ejércitos.

Ahora es demasiado tarde para arrepentirse.

martes, 1 de junio de 2010

No aprendemos


Tras el último atentado perpetrado por el ejército israelí contra el barco cargado de ayuda humanitaria cuyos beneficiarios eran los habitantes palestinos de Gaza, me declaro antropológicamente pesimista.

Y es que ya lo decía Plauto, "homo homini lupus".