viernes, 9 de diciembre de 2011

Fotografía

Confundí tu mirada con la de los campos recién labrados que nos rodeaban. Situada sobre una pequeña roca, vaciabas los ojos en el candor de una tierra lista para sembrar, iluminada por un sol cálido que a primeros de diciembre sorprendía por su fuerza. Me mirabas y sonreías. Yo te devolvía la sonrisa y pulsaba de nuevo el disparador de mi cámara mientras te veía a través del ocular, reducidos tú y el paisaje a menos de un centímetro cuadrado. Ampliaba tu sonrisa a la par que enfocaba el dibujo trazado por tus labios y tus dientes, unidos en una rodaja de alegría que me llena de felicidad cada vez que me la dedicas. Es sencillo apretar el botón, pero los pensamientos que me acosan cuando te miro son demasiados para caber en un espacio tan corto de tiempo. Por eso sé que te amo de veras.