jueves, 24 de noviembre de 2011

Elegía a mi abuelo

Vuelves a la tierra que tanto labraste
Tierra que te acoge, tierra que te eleva
A los girasoles al panizo al trigo
Al agua que fluye por ríos y acequias

Sonará tu voz en cada tormenta
En las golondrinas de la primavera
Bañarás con lluvia los campos y huertas
Guardará el Pastor sus cabras y ovejas

Cuando el cierzo rompa tu risa en la tierra
Callarán los grillos, ranas y culebras
Traerás tu alegría volando a las eras
Cantarás de nuevo esa vieja zarzuela

Sueñas libertad sin temer la empresa
Bailas con los pinos danzas de quimera
Surcas los caminos con paz y entereza
Vives porque tienes de Dios la certeza

La bondad del alma fue siempre tu esencia
Caridad cristiana, humildad guerrera
Tú nos enseñaste que cada cosecha
Trae sus cosas malas, mas también las buenas

Volverás labrando los campos y huertas
Dormirás la siesta bajo aquella higuera
Traerás en el carro amapolas que crezcan
En cada ribazo, volviendo a mi vera.


Descansa en paz, abuelo.

viernes, 11 de noviembre de 2011

África en el corazón. Randy Weston.

Grupo: Randy Weston and his African Rythms Trio.
Lugar: Sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza
Fecha: 10 de noviembre de 2011


El ritmo, como el ser humano, nació en África. Randy Weston lo sabe muy bien y por eso él, cuyos antepasados debieron de llegar a América procedentes del continente negro, ha encontrado en sus raíces más profundas un filón de diamantes que tallar para crear atmósferas calurosas al otro lado del estrecho de Gibraltar, polirritmias y homofonías que nos seducen a nosotros, los blancos analfabetos que descubrimos ser unos meros aprendices de unos ancestros que nacían sabiendo tañer unos parches secados al sol de la sabana.

Weston tiene 86 años, una edad más que respetable y a la que nos gustaría llegar con la vitalidad y la fuerza que él posee. Decir algo de él a estas alturas es poco más que estúpido, pues ha forjado una carrera sólida a sus espaldas, llegando a convertirse en una leyenda viva del jazz. Fue un auténtico privilegio verle y ojalá dure todavía mucho tiempo, pues sin duda ofrece un espectáculo original y difícil de comparar. Sale al escenario con sus andares pesados, su gorro kufi de color azul y ropas anchas. Saluda al público, da las buenas noches con un hilo de voz bastante más suave que el que se le supone pero él es así: descarga su fuerza a través de sus manos.

El veterano pianista apareció sobre el tablado bien escoltado por otros dos grandes músicos con un buen puñado de años: Alex Blake al contrabajo, quien desde mi humilde punto de vista, es uno de los más espectaculares ejecutantes que he visto en mi vida y Neil Clarke, percusionista que conoce al dedillo los ritmos desde Marruecos a Sudáfrica, después de llevar toda su vida tocando con las estrellas más importantes del jazz.

Bien sabe Weston que está acompañado de dos músicos que por sí solos podrían realizar una gira sin temor a a aburrir al público, pues Blake tiene unos dedos fortísimos, tallados por el tiempo y la experiencia, lo cual le hace rasgar las cuerdas del contrabajo con la facilidad que otros acarician las de una guitarra española. No le tiene miedo a nada. Es pura energía, sus solos suponen una explosión de colores entre los que se aprecian tintes flamencos mezclados con danzas masais o sambas del mismo Río de Janeiro. Clarke, por su parte, entró poco a poco en calor, regalándonos un sonido puro salido de sus tumbadoras, sus bongós, los pequeños splash, triángulos y cortinas que formaban su set de percusión.

No faltó la conexión con un público totalmente entregado que supo apreciar la virtuosidad y la originalidad de la música que anoche nos presentaron estos tres espectaculares en el primer concierto del festival JazZaragoza. Todavía nos queda mucho por disfrutar, pero a buen seguro la deliciosa sensación que posó el trío de Randy Weston en nuestros espíritus será difícil de superar.

Aquí, su último disco: Randy Weston – The Storyteller