sábado, 30 de octubre de 2010

La tierna infancia

El pequeño iba golpeando el parche con sus baquetas rítmicamente. Estaba haciendo música. No había notas, pero el ritmo y los matices eran suficiente para crear una atmósfera especial, mística, extraterrestre. Cuando concluyó su ejecución, me miró y se tiró un pedo.

lunes, 25 de octubre de 2010

Obituario

Vestía siempre traje negro, camisa blanca y a la izquierda, junto al corazón, lucía un clavel rojo. Debía buena parte de su elegante aspecto a los cuidados y mimos de su mujer, que le llevó en volandas desde que le conoció hasta este triste día en que ha decidido marcharse sin perder en ningún momento el buen humor. En su semblante siempre había una sonrisa. Continuamente andaba maquinando bromas, cantaba canciones que le habían acompañado durante toda su existencia y no se privaba de su vaso de vino ni siquiera en esta última temporada de su vida.

Mi tío era un crack, en pocas palabras. Me hubiera gustado conocerlo de joven, pues debió ser un pícaro de cuidado. Seguro que me hubiera enseñado algún que otro truco para cortejar a las mozas. Gracias a su ingenio era capaz de sacarle la puntilla a todo de cuanto hablabas con él. Lástima que tengamos que perder a los seres que más queremos.

Siento que se haya marchado sin haberme podido despedir, pero la muerte siempre llega traicionera y a pesar de esperada, pilla por sorpresa incluso a los más previsores. Guardaré un gran recuerdo de una persona que siempre te arrancaba una sonrisa cuando te veía, un auténtico galán que supo conquistar a mi tía a pesar de la gran diferencia de edad existente entre ellos.

Que descanses en paz, Roque.

miércoles, 20 de octubre de 2010

A mi Madre

A veces tienen que ocurrir hechos trascendentales a tu alrededor para que te des cuenta de lo poco que vale esta vida, de lo fácil que es marcharte a nada que el envite sea un poco más fuerte. Sin embargo, también existen los pequeños avisos que te hacen reaccionar y ponerte frente al mundo con toda su crudeza. Cuando los seres que te han traído a este planeta y a quienes debes prácticamente todo lo que tienes sufren algún percance serio, te percatas de que ellos te van a acompañar durante una gran parte de tu vida, pero no siempre y debes por ello aprender todo cuanto puedas de sus enseñanzas, de su ejemplo, de su amor infinito.

Ahora que momentáneamente somos tres en un hogar formado normalmente por cuatro, se observa el hueco que en otros momentos parece inapreciable. A pesar de los reproches y las malas caras que a veces se muestran, el amor de una madre es atemporal, eterno, inacabable. No hay otro sentimiento más puro en este mundo ni en otros que puedan existir, pues un hijo, para su madre, es el fin último de su vida, el auténtico significado de su existencia y de eso los hijos, a veces no nos damos cuenta. Pero en el fondo somos conscientes y aún más cuando nos encontramos lejos de ella, cuando estamos perdidos en el duro camino de la vida, cuando ella se ausenta por unos días...

Pase lo que pase, ella va a estar para recibirnos en sus brazos, esos brazos que un día nos tuvieron completamente agazapados, cuando apenas medíamos cincuenta centímetros y nos encontrábamos solos y desprotegidos ante la vida que nos recibía.

Por eso son tan importantes. Porque nunca, jamás, never, jamais, van a dejar de amarnos.

Mejórate pronto, MAMÁ.

domingo, 17 de octubre de 2010

A veces hay que tomar decisiones

El joven permaneció callado durante toda la retahíla. Su viejo profesor, cascarrabias y aquel día especialmente malhumorado, dejó caer sobre él toda su ira. El maestro se había ausentado durante demasiado tiempo de sus clases y ahora pagaba el agobio que sentía por haber faltado a su deber, con su alumno. No sólo con él, sino con todos los demás. Pero aquel día el joven se hartó, se levantó de su silla, le rebatió al maestro sus injustificados argumentos, le explicó con suaves palabras su ínfima categoría como ser humano, fue a la secretaría de la facultad donde estudiaba, se dio de baja y comenzó una nueva vida lejos de aquel maniático, ególatra y compulsivo profesor.

Al final fue feliz, pero pagó el precio de renunciar a sus sueños.

sábado, 16 de octubre de 2010

Así se las ponían a Fernando VII

Piénselo bien antes de tomar la decisión. Valore los pros y los contras, lo que deja atrás y la incógnita que supone el futuro. Es un salto importante pero no decisivo. Usted es joven. La vida le deparará otras tantas decisiones seguramente más importantes que ésta. Así que no se deje engañar por las milongas que le cuentan aquellos que le rodean. Jamás se le presentará la oportunidad de vivir tan cómodamente, con un sueldo envidiable y un trabajo absolutamente sencillo. No necesita terminar sus estudios universitarios, ni siquiera necesita saber leer. Su buena planta, su sonrisa y don de gentes son más que suficientes para dirigir nuestra empresa de carácter nacional. Usted tiene todo lo que necesitamos, será nuestro rostro, el blanco de la ira del pueblo, la cabeza visible de esta prestigiosa institución. Nosotros haremos todo cuanto esté en nuestra mano por enriquecernos y obviamente, usted se llevará una importante parte del pastel. Esas gentes obreras son fáciles de engañar. No tienen inquietudes culturales, jamás han leído a Marx o a Hegel, ni siquiera a Adam Smith. Pobres ignorantes. Nosotros les manejamos a nuestro antojo. Poseemos el control de los medios. Primero fueron los controladores aéreos, después los funcionarios, hasta hace unos días los sindicatos y ahora serán los inmigrantes. Todos ellos, simples ciudadanos, son los paganos de esta crisis que hemos creado con nuestra avaricia, pero mientras tengamos el poder, nadie osará echarnos la culpa. Y ahora, discúlpeme pero, ¿quiere usted dirigir la cartera de trabajo de este gobierno?

domingo, 3 de octubre de 2010

Entre cartones

Tchas, tchas. Chasqueó sus dedos de nuevo. Sentía en su cabeza el ritmo infernal de aquel swing. Necesitaba expresarlo corporalmente. Era un movimiento casi involuntario, como la sístole o la diástole, como la inspiración y la espiración, como una erección matutina. Estaba tirado bajo unos pocos cartones junto al Cerro. Desde allí percibía el sonido lejano producido por la sirena de un coche patrulla lanzado en una persecución vertiginosa. Ah... pero Benny Goodman no dejaba de sonar en su cabeza. Y de repente la dulce voz de Billie Holiday...

I jumped into the tryin' pan
and into the fire
When I lost me a cheatin' man
and got a no-count liar [...]

Oyó un disparo. La noche no estaba resultando del todo tranquila. Eso sí, su música no se la podían arrebatar. Tampoco su petaca siempre llena de whisky escocés. Lo compraba de contrabando, claro, con los pocos céntimos obtenidos mediante la búsqueda durante horas entre cubos de basura. Allí había objetos de todo tipo seguramente aprovechables. Los llevaba al chatarrero y a cambio recibía una pequeña remuneración. Entonces acudía a Román, un ser escuálido de tez pálida, habilidoso ladrón y granuja, capaz de extraer sin que ningún vigilante se diera cuenta botellas de los grandes tanques traídos por los buques que atravesaban el Atlántico. Era uno de sus pocos conocidos.

Mientras trataba de conciliar el sueño, notó entre la oscuridad de chapas viejas, harapos y cajones olvidados, un pequeño destello delgado y alargado. La sorpresa de vislumbrar tal imagen le sobresaltó. Se levantó para empezar a caminar hacia la luz. Se agachó. Extrajo las manos de los bolsillos lentamente, aterido por el frío. Comenzó a tirar de aquella extraña barra.

"Mientras recorro el contorno con mis dedos, siento la suavidad de la madera tanto tiempo añorada. Esta superficie lisa, la forma cilíndrica, su cabeza terminada en una pequeña bola. Es inútil. Ya no sería capaz de coordinar pies y manos, ojos y boca. No podría seducir a las mujeres que venían a verme al Holy Blue para derretirse con mis movimientos mientras yo decidía a cuál de ellas llevarme a la cama. Pasó tanto tiempo desde aquella noche. Si no hubiera venido aquella zorra. Me engañó como a un principiante, pero esos ojos eran capaces de engatusar al más audaz de los bribones. Todavía puedo recorrer con mis manos las cicatrices. Su novio, ese maldito mafioso de Drake, me pateó el culo y la cara de lo lindo junto a sus amigos. Ahora me encuentro esta maldita baqueta que tanto me dio. Maldita sea, fue lo único bello y real de mi vida. Desde que la dejé, acojonado por las amenazas de esos matones me estoy pudriendo en este asqueroso barrio, olvidado por unos, traicionado por otros, odiado por unos cuantos maridos cornudos. Qué truhán fuiste. Mereces acabar así."

Tchas tchas tchas. Volvió a chasquear sus dedos. Lanzó la baqueta al mar. Quedó en silencio, ahora sólo interrumpido por la voz de Billie Holiday.

How carelessly
you gave me your heart
and acrelessly I broke it, sweeheart
I took each tender kiss you gave to me
every kiss made you slave to me

Sus manos sintieron de nuevo el calor de los bolsillos. Se acomodó entre los cartones tratando de conciliar el sueño. Cerró los ojos. Ahí estaban. Las baquetas se movían de un lado a otro. Su campo visual era ocupado por ellas. De nuevo esa pesadilla inacabable, esas malditas ansias insatisfechas, ese amor irreal y pendenciero. Se quedó dormido mientras repetía el final de aquella canción...

Then carelessly
I told you goodbye
But now at nihgt I wake up and cry
I wish I knew a way to find the love
I threw away so carelessly