miércoles, 23 de febrero de 2011

lunes, 21 de febrero de 2011

miércoles, 16 de febrero de 2011

Anonymous

Soy un consumidor habitual de música, cine y libros. Me gusta la oscuridad de las salas pues en ella se siente como en ningún otro lugar el poder hipnótico del séptimo arte. Adoro la sensación de abrir por primera vez un disco, extraer el cd de la funda e introducirlo en mi equipo musical para escucharlo en la intimidad de mi habitación. Disfruto también con el aroma de un nuevo libro, con el tacto de sus páginas todavía inmaculadas y la ilusión de ser la primera persona que lee las palabras en él escritas aunque se hayan vendido millones de ejemplares en todo el mundo.

No me importa gastar dinero en conciertos, pues la música en directo despierta en mí sentimientos de bienestar únicos, un goce total ante el poder irresistible de un instrumento tañido con virtuosismo o un éxtasis cuando una orquesta sinfónica interpreta las obras más maravillosas de Stravinsky, Rimsky-Korsakov, Beethoven, Tchaikovsky, Mahler... pues no hay una manera más pura de alcanzar la esencia del ser humano. El jazz, el rock, el funk, el blues... también provocan en mí esa exaltación por un arte efímero, siempre cambiante y en constante evolución, pues la magia de la música reside en esa temporalidad, ya que viaja constantemente hacia nuestros oídos para después almacenarse en nuestros recuerdos muchas veces de una manera un tanto vaga. Finalmente, se marcha cuando el artista deja el escenario, cuando Marcus Miller posa su bajo en el soporte o Gary Burton suelta el pedal del vibráfono apagándose el último acorde percutido por sus baquetas. El problema de todo esto, es que parece haber pasado a un segundo plano, cuando se trata de la pieza más importante del engranaje. La industria musical ha absorbido todos los intereses, dirige a su libre albedrío un mercado que en su ámbito general ofrece unas alternativas penosas: músicas fáciles de escuchar que adormecen las mentes de la sociedad; canciones compuestas por dos acordes que hablan de ponerse ciego un sábado por la noche o de una tía a la que no te puedes tirar. Sin embargo, existe otro mundo más allá de los 40 principales. Sí, probemos a descubrirlo.

Los sentimientos experimentados en un concierto no se pueden vender ni comprar. El precio de una entrada es meramente simbólico, pues un artista debe vivir de alguna manera y el valor de su arte es incalculable. Los discos son meros cauces para entrar en contacto con un público que según su criterio irá posteriormente o no a verle actuar en directo, pues de alguna manera, el ciudadano de a pie siente la necesidad de saber con certeza qué es exactamente lo que va a ver y escuchar. Por eso usted, señora Sinde, no puede arrebatarnos nuestro derecho al libre acceso a la cultura. Si piensa que la piratería va a terminar con una ley que cierra webs de intercambio de archivos, está usted muy equivocada. Es más, a partir de ahora voy a plantearme el no volver a comprar discos ni libros o ir menos al cine mientras siga vigente su abominable ley, que automáticamente nos convierte a todos en delincuentes.

Somos ciudadanos que consideran abusivo pagar 25 euros por un disco o 7 por una película en el cine, o 25 por un libro que acaba de salir al mercado. Por eso esperamos (al menos es lo que yo hago) a que los libros que nos gustan salgan en formato de bolsillo o bien sean registrados en la biblioteca pública más cercana y los discos sean rebajados a 8,95 euros (o incluso menos).Además, debemos elegir muy bien la película que queremos ver para que nos compense gastar los 7 euros que cuesta la entrada, pues no vea lo que jode salir del cine pensando "vaya bodrio acabo de ver, ¡con la pasta que he pagado!"

Somos ciudadanos que no tenemos tiempo de ver una televisión que apesta y por eso recurrimos a las alternativas que nos ofrece internet, pues huimos de esos canales destroza mentes tan en boga con la TDT e intentamos mantener despiertos y siempre alerta nuestros cerebros. Seguiremos buscando nuevas fórmulas de intercambiar archivos mientras algún genial programador idea sistemas similares a spotify o a los vigentes en Estados Unidos, donde puedes disponer de un material inmenso por poco dinero. Por ello estoy en contra de una ley que únicamente criminaliza al ciudadano y no busca alternativas para renovar un mercado que poco a poco va caducando.

Eso sí, la esencia del arte jamás podrá venderse.

domingo, 13 de febrero de 2011

Los meses

Hace cuánto que no te veía, No lo recuerdo, es como si hubiera sido ayer la última vez, No, pero fue hace unos meses, Lo sé, pero los recuerdos permanecían vivos a pesar de todo, Qué todo, Todos los días, los meses, las palabras, los cuerpos, los tactos, los sonidos, las mentes, las revoluciones, la rabia contenida, los labios, el frío, el calor, las ausencias, las frustraciones, la pobreza, la ira, el sacrificio, la pereza, los exámenes, las horas de estudio, los golpes, las melodías, las sinfonías, los ritmos, los compases de espera, las nuevas canciones, los eternos ensayos, los conciertos, las clases, las compañías, Pero eso son muchas cosas, Aún no he terminado, No es necesario que sigas, Insisto, No, ya me hice una idea aproximada, Tal vez eso creas, Tal vez no me importe lo que pasó todo este tiempo, Tal vez es mejor que no lo sepas, Crees que me arrepentiría, Puedo suponer que sí, Entonces mejor no lo cuentes y bésame.

sábado, 12 de febrero de 2011

Adiós, Mubarak

La alegría nunca había sido tan sincera como en los rostros de un Egipto que parece va camino de la libertad. Seguro que la felicidad que yo he sentido al recibir la noticia de la dimisión de Mubarak no es sino un ínfima parte de ese sentimiento tan anhelado por un pueblo oprimido durante demasiado tiempo.

Que sepan dirigir sus esfuerzos hacia un país libre. Que no se dejen engañar por fundamentalistas ni por gobiernos occidentales. Que construyan en base a esa unión demostrada estos días y simbolizada en la plaza Tahrir, un nombre que jamás se borrará de nuestras memorias y que dentro de no mucho se estudiará en los libros de Historia, un país próspero y tolerante con todos y cada uno de sus habitantes.

Porque la libertad es el derecho más valioso del hombre y Egipto ha demostrado ser un pueblo pacífico y unido.

Buenas noches y buena suerte.

viernes, 4 de febrero de 2011

Palabras para la Historia

Existen declaraciones, palabras, frases que se perpetúan a través de las décadas, los siglos y los milenios como documentos históricos de un valor incalculable, pues reflejan sentimientos, opiniones, ideologías, creencias y pensamientos que nos enseñan lo que fuimos, explican lo que somos y nos empujan a pensar lo que seremos. Tal vez estas palabras sean vistas dentro de unos años como el testimonio de un pueblo que con su unión logró alcanzar una libertad casi impensable. Queda demostrado una vez más que no hay fuerza más grande que la colectividad unida por un principio justo.


miércoles, 2 de febrero de 2011

Jazmines revolucionarios

Parecía una chispa al principio, pero se ha convertido en un incendio de dimensiones todavía inimaginables. Cuando prendió fuego a su cuerpo, Bouazizi no era consciente del acontecimiento histórico que estaba iniciando. El sacrificio de su propia vida ha provocado una reacción en cadena, haciendo que millones de personas hartas de las dictaduras encubiertas que reprimen su libertad, tomen las calles para exigir un cambio en el rumbo de sus destinos, luchando por un futuro próspero y un trabajo digno con un salario que les permita vivir con cierta solvencia. No buscan grandes lujos, sino una situación de bienestar a la que todos los seres humanos deberíamos tener acceso.

Egipto centra estos días la atención de medio mundo, protagonizando las portadas de todos los periódicos -tanto en papel como en la red-, telediarios, emisoras de radio y un buen número de blogs y redes sociales, que se están imponiendo como la forma más rápida y directa de transmitir a los cuatro vientos lo que acontece en momentos tan importantes como este. Túnez parece haber pasado a un segundo plano, pero continúan ocurriendo importantes acontecimientos como la detención del ministro de Interior que causó la muerte de 210 civiles debido a la actuación desproporcionada de las fuerzas del orden.

Yemen se prepara para una multitudinaria manifestación mientras su "presidente" anuncia que se mantendrá en el cargo hasta las próximas elecciones, a las que no se presentará. Flaco favor hacen estos dictadores a sus países que tanto aman, pues no conseguirán sino aumentar la tensión entre la abrumadora mayoría de detractores de su régimen, una mayoría pacífica y desarmada y una minoría de fieles que actúan con total violencia e impunidad, amparados por unos líderes que ya han perdido las riendas del gobierno, pues cuando el pueblo se alza ningún enemigo es lo suficientemente poderoso como para acabar con él. El ejército egipcio de momento se niega a intervenir, pero es cuestión de tiempo que inicien acciones contra los partidarios de Mubarak que desde hoy han comenzado a sembrar la violencia injustificada en las calles de El Cairo. Tahrir es el nombre de la plaza que será recordada como el fuerte de los libertadores, el lugar donde fue derramada la sangre de un pueblo que ansió la libertad hasta conseguirla.

En Jordania soplan también vientos nuevos con las protestas que recorren todo el país. El rey Abdalá II se ha visto obligado a renovar el ejecutivo pero las demandas de los manifestantes van por otros derroteros más democráticos. Desean poder elegir a sus representantes parlamentarios, así como al primer ministro, algo que hasta ahora puede realizar el rey a su antojo. Además, no hemos de olvidar que las reivindicaciones fundamentales en todos los países afectados por las revueltas son básicas: rebajas en los precios de productos básicos, trabajo, libertad de pensamiento, acceso a una vivienda digna... En fin, cosas que a nosotros nos parecen inimaginables pero que al paso que vamos no tardaremos mucho tiempo en demandar.

Observemos expectantes el devenir de la situación en estos países. Respetemos la elección que tomen siempre y cuando sean consentidas por el pueblo. Celebremos el despertar necesario de estos millones de seres humanos que merecen vivir con dignidad porque como cantaba aquel que ya se fue:

"Habrá un día en que todos
al levantar la vista
veremos una tierra
que ponga Libertad"


*Necesitaba poner un poco en orden mis ideas con toda la información que mi mente recibe estos días. Todavía me queda mucho por reflexionar pero como primer paso y la hora que es, creo que ya basta. A la próxima, más.