sábado, 1 de enero de 2011

Hasta nunca, 2010

Cuando comenzó de verdad este período de crisis, cuando Lehman Brothers quebró y vimos caer la pirámide que Madoff había ido construyendo en base a la nada, cuando Obama llegó a la presidencia y parecía que todas las esperanzas de la gente de bien iban a verse realizadas, nos dimos cuenta con el paso de los meses de que ninguna de nuestras ilusiones iba a verse cumplida.

Vimos que aquellos culpables de la situación de millones de personas volvían a las andadas, cómo el orden establecido anteriormente se mantenía ahora con restricciones terribles para el ciudadano de a pie. Vimos cómo los derechos laborales conseguidos tras tantos años de lucha se iban al traste no sólo en nuestro país, sino también en otros de nuestro entorno.

Pero sobre todo, lo que vimos aquí fue una sociedad apática, masoquista, suicida. Vimos desde nuestros sofás sin hacer nada por evitarlo, cómo un gobierno que se dice socialista eliminaba de un plumazo nuestras aspiraciones a vivir dignamente, cómo untaban de dinero a bancos y grandes empresas para que repararan sus excesos, su afán de riqueza y avaricia, su puta miseria. Vimos cómo el principal partido de la oposición disfrutaba con todo el trabajo sucio que le estaba quitando de encima el gobierno, cómo sólo ponían trabas a posibles acuerdos y su líder se regodeaba ante sus rivales vanagloriándose de ganar a cualquier candidato las próximas elecciones.

Vimos también cómo prescribían graves delitos de corrupción y cómo los justos, aquéllos que defienden la justicia se han visto obligados a emigrar porque unos fascistas controlan el sistema judicial de nuestro país. Vimos cómo religiosos pederastas se escapaban de la justicia amparados por su líder y cómo un país se derrumbaba definitivamente, encontrándose ahora a la deriva, casi como desde su creación. Vimos la represión en países que se dicen democráticos, pero que no son sino teocracias al servicio de un dios que ya no ampara.

Vimos llorar petróleo al mar, morir aves y peces en una de las catástrofes ambientales más graves de la Historia, vimos cada día en el periódico asesinatos, ataques aéreos entre países vecinos, tensiones que, afortunadamente y por el momento, no pasan de eso.

Vimos irse a grandes seres que lucharon siempre por la libertad, que cantaron a la dignidad y la tolerancia, que usaron la palabra como medio pacificador entre los hombres.

Ahora, en este nuevo año, nos toca tomar ejemplo y aprender de nuestros errores. Nos toca tomar las calles y decirles a los que nos manejan que así no se hacen las cosas, que el verdadero poder reside en el pueblo. Nosotros tenemos la capacidad de hacer caer sus beneficios hasta extremos insospechados, de darles, en una explosión sin parangón, una hostia que no olvidarán en su vida.

Ha llegado el momento y he venido con ganas de dar guerra.

Levantémonos, compañeros.

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