miércoles, 17 de agosto de 2011

La muerte del Poeta. (FGL)

Noche quieta de agosto. Salvo las estrellas, ninguna luz ilumina el campo a estas horas. Arrastran sus pies los tres condenados, atosigados por unos falangistas ávidos de sangre, deseosos de darles una lección a esos republicanos y a ese maricón. Les dan el alto, situándoles en fila. Una última oportunidad de arrepentirse, pero no tienen nada de qué avergonzarse. El joven poeta siempre ha tenido claras sus preferencias sexuales así como sus ideas y los otros dos jóvenes defienden el sistema establecido por el pueblo tras las elecciones municipales celebradas cinco años atrás, allá por abril de mil novecientos treinta y uno. El sacerdote les otorga la extremaunción, pero los tres hombres no prestan atención a sus palabras: cómo encomendarse a un Dios que les abandona, a una Iglesia que sólo apoya al poderoso y ha calificado esta estúpida guerra de "Cruzada de la cristiandad". Ellos ya están muertos antes de ejecutarse la orden.

Federico palidece de miedo. Él, inocente, creía estar a salvo en casa de su amigo y también poeta, Luis Rosales. Pero todo estaba organizado para darle caza. Desde su detención, sabía que iban a descerrajar un tiro en su sien. Entonces tejió con su voz los versos más desesperados jamás recitados, la angustia más terrible sufrida por un hombre que se dirige al cadalso. En sus palabras se plasmaron los sentimientos de todos aquellos que han muerto asesinados sin ningún motivo -si es que puede haberlo-, pero no tuvo donde escribirlos, perdiéndose para siempre en la miseria de un país que no perdona al que va a contracorriente. Había empezado a agonizar lentamente.

Los ojos de Lorca ya no miran. Han perdido la luz que emanaba de ellos cuando preparaba el escenario con sus compañeros de "La Barraca" para dar una nueva función. Se ha esfumado el brillo del poeta que trasladó al papel las metáforas más rebuscadas, los versos delicados que describen su tierra, las estrofas que hablan de un viaje a Nueva York en el que descubrió el surrealismo y el mundo. Federico ya no piensa, ya no habla, ya no siente. La bala atraviesa su vientre inerte, pues su profunda sensibilidad murió a causa de la rabia y la ignorancia de unos seres sin alma. Su cuerpo aún yace en algún rincón perdido, próximo a Granada.



En la próxima madrugada, se cumplirán setenta y cinco años del asesinato de Federico García Lorca. Sirva este pequeño texto, fantasioso y nada cercano a una realidad que todavía desconocemos en muchos aspectos, para homenajear a uno de los más grandes talentos que dio y fagocitó este país.

Que la intolerancia no vuelva a comernos las entrañas.

3 comentarios:

  1. El hombre que busca la aplicación de una justicia igual para todos, ha de situarse necesariamente en equidistancia de las diferentes ideologías surgidas en el siglo XIX y XX, porque antes es la persona que las ideas.
    Injusticias y crímenes se cometen desde todas las banderas. El hombre cuando mata a otro hombre, peca, ofende la Bondad del Creador que desde la noche de los tiempos le dijo: ¡No matarás!.
    Pero mirar la realidad sólo desde el prisma de una ideología es quedarse con la mitad de la verdad.
    Seamos personas enteras y busquemos la verdad integral, a costa de cualquier ideología imperante.
    That's m point of view.
    ¡Salud!
    :O)

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  2. Curioso que aquéllos que enarbolan ese mandamiento que citas, hayan exterminado a millones de personas por no creer en la bondad del creador.

    No pretendo contar la realidad desde el prisma de una ideología, sino hablar de un hecho concreto que tuvo lugar hace 75 años, un hecho documentado y veraz, poniendo en juego a los personajes que en él actuaron. La pérdida de Lorca fue una tragedia para nuestra cultura, así como el exilio de una intelectualidad irrecuperable que fue acogida con regocijo en otros lugares, pero que siempre lamentó no poder volver a su país debido a sus ideas.

    Este escrito es un homenaje a Lorca y un alegato contra la intolerancia. No busca ofender, sino denunciar un hecho que jamás debió suceder.

    Un abrazo

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  3. Buenas tardes Galip Bey.Dios misericordioso se apiade de todos nosotros. Un relato intenso narrado en el tiempo con la violencia de uno de los bandos ante un palomo que no pertenecía ni al viento.Un abrazo.

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