miércoles, 4 de enero de 2012

En el camino

Disculpe. Usted. Sí, sí. Usted. No se haga el despistado. Apague eso ahora mismo. ¿Es que no ha visto la señal? Aquí está prohibido encender cualquier tipo de luz. No, no. Las linternas tampoco. Pues no se preocupe. Cuando sus pupilas se hayan dilatado le resultará más sencillo observar cuanto hay a su alrededor. ¿Qué usted nunca ha visto entre la oscuridad? Eso es porque no se ha concentrado lo suficiente. Vamos, ponga un poco de su parte y déme la linterna. Tranquilo, yo se la guardo. No se la voy a confiscar como si fuera usted un niño en el colegio. Ahora, quédese quieto y en silencio. ¿Lo percibe verdad? ¿Percibe ese sonido? Son las ranas que entonan como locas su llamada. Sí, sí. Ese otro sonido fue una lechuza. Veo que va usted aprendiendo. Y sí, ese otro es el cierzo leve que sopla en esta noche y atraviesa las copas de los pinos, haciendo crujir las ramas mas débiles. ¿Comienza usted a ver algo? ¿Sólo las estrellas? Bueno, eso debería ser suficiente guía. En esta época del año y en mitad del campo se ve de maravilla Cassiopea. Es esa constelación con forma de uve doble. Sí, sí. Ésa es. Y un poco más allá, la osa mayor. Si usted toma las dos últimas estrellas y traza una línea recta se topará con la estrella polar. Ahora intente mirar al suelo. Eso es. Veo que va percibiendo los accidentes del terreno. Tiene usted suerte. Esta llanura no tiene apenas elevaciones más allá de los aterrazamientos hechos para aprovechar la tierra y separar los campos. No tiene qué temer. Los animales que aquí viven se irán escondiendo a su paso. Son temerosos de los humanos y no es algo de extrañar. Ahora siga usted caminando en torno a la senda marcada por los agricultores y los rebaños. Por ahí, sí. Ya es capaz de ver en la noche, ¿verdad? No se preocupe, es mi trabajo. No sé quién soy, pero siempre he andado por los caminos socorriendo a aquéllos que se han perdido. ¿Edad? No sé qué es eso. Siempre he vivido aquí. Desde que tengo uso de razón me he dedicado a lo mismo. ¿Familia? Que yo sepa, no. No. Eso tampoco. Bueno, venga, deje de hacerme preguntas que ya he hecho bastante con ayudarle. Ahora, lárguese.

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