lunes, 12 de marzo de 2012

Extrema prudencia

Lo único que no le gustaba de ella era que no se quitara los calcetines cada vez que hacían el amor. Para él, si sus pies se hallaban tapados la desnudez no era completa y por tanto todo se convertía en un acto carente de sentido. Cuando se extirpaban el uno al otro la ropa apasionadamente, él trataba de arrancárselos pero ella, habilidosa como pocas, se escabullía sagazmente tumbándose boca arriba mirándole con unos ojos ardientes de deseo. Él se rendía y le hacía el amor sin quitarse de su cabeza la imagen de los calcetines a pesar de que en esa posición no era capaz de verlos salvo que diera un giro de ciento ochenta grados a su cabeza.

Cuando terminaban, él se tumbaba junto a ella, sonriente y feliz. Casi había olvidado los calcetines hasta que contemplaba su hermoso cuerpo desnudo, sus curvas de vértigo hacia las que se lanzaba sin frenos. Veía ahí, al final de las piernas, cuando comienza a dibujarse la curvatura de los pies, esa textura lanuda que tanto detestaba.

Se esforzaba cada día por no decirle nada, pero al mismo tiempo, cada día se cansaba un poco más. Le atosigaba la idea de no hacer el amor a gusto, plácidamente, como cualquier ser humano. Sin embargo, disimulaba una y otra vez su disgusto para que ella no se sintiera incómoda hasta que un día se armó de valor y mientras se abrazaban después del acto, le sugirió amablemente y con total naturalidad que se quitara los calcetines desde ese momento en adelante, cada vez que hicieran el amor.

Ella sonrió, le besó, se los arrancó y nunca más volvió a ponérselos.

4 comentarios:

  1. Galip, ¿pero cómo se te ocurren estas historias?

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  2. Esto me da a mí que vendrá con el cierzo. No lo tengo muy claro.

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  3. Hola Galip, soy Fernando. El viaje a Zaragoza me ha dejado bastante cansado y no me he atrevido a entrar en tu blog hasta recuperar un poco la consciencia.
    Mis hijas se quedaron encantadas con los bombones y caramelos que les llevé, mi mujer todavía saborea los bombones de licor que le compré. Yo sin embargo, me quedo con el recuerdo inolvidable de haberos conocido. Me has dejado alucinado con tu blog y tu forma de escribir.
    Espero que podamos repetir el encuentro, mientras llega el momento, no perderé el contacto contigo a través del blog. Un abrazo. Fernando.

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  4. Buenos días Galip Bey. Con amor y ternura cualquier momento y lugar es válido para hablar y comprenderse para mudar y crecer en el apacicle encuentro de una brazo eterno. Me gusta mucho la fuerza del verbo arrancar que implica una renuncia, despojarse de algo que te agrada por amor al otro que es la entrega verdadera que permite la fusión en un solo ser.A mí me da que es parte de un genio que hace florecer cualquier rama.Un abrazo.

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