sábado, 9 de agosto de 2014

El caso Watergate: un ejemplo de periodismo


Hace cuarenta años que se publicó esta histórica portada en "The Washington Post", tras la dimisión de Richard Nixon en la tarde del 8 de agosto de 1974. Carl Bernsetin y Bob Woodward habían sacado a la luz en ese mismo periódico los entresijos del conocido como caso Watergate, que consistió en el espionaje de la sede del Partido Demócrata durante la campaña electoral de 1972, un plan ideado por dos de los asesores del presidente Nixon y aprobado por él mismo.

No hemos de olvidar el chivatazo de Garganta Profunda, William Mark Felt, que entonces ocupaba el número dos del FBI y cuya identidad fue mantenida en secreto hasta 2005. Él confirmó a los dos periodistas del "The Washington Post" que sus artículos sobre la trama de espionaje eran totalmente veraces y se desencadenó un escándalo que terminó con varios detenidos y con Nixon fuera de la Casa Blanca.

Katharine Graham fue otro personaje fundamental. Directora por aquel entonces del diario, se erigió como máximo apoyo de Woodward y Bernstein a la hora de publicar los artículos sobre el espionaje al Partido Demócrata. Fue una mujer con agallas, pues las presiones que recibió desde el gobierno estadounidense habrían acobardado a cualquiera y, tal vez, si ella no hubiera estado al frente del "The Washington Post", jamás habríamos conocido este caso.

Porque el periodismo, al fin y al cabo, es informar a los ciudadanos de lo que ocurre en las más altas esferas del poder, no sólo político, sino también económico. Porque el derecho a la información es una realidad irrenunciable en cualquier democracia y los ciudadanos debemos protestar cuando vemos que un medio de comunicación se pliega al servilismo del gobierno que le concede subvenciones o de las empresas y bancos que se anuncian en sus páginas. Y para ello es necesaria la valentía de la que hizo gala Graham, pues ella, al fin y al cabo, tenía la última palabra.








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