domingo, 2 de noviembre de 2014

No es sólo la corrupción

No es sólo la corrupción. No nos equivoquemos. Este país -o al menos un sector de él-, desde el 15M, despertó de un letargo demasiado prolongado y puso las bases para un cambio político y social de gran envergadura.
La articulación posterior de ese sector en diversas mareas que han luchado desde su creación por la defensa, ante los terribles recortes del gobierno del PP, de derechos tan importantes como una sanidad y educación públicas de calidad, fue el siguiente paso. Los esfuerzos hechos por muchos trabajadores comprometidos han fraguado una conciencia colectiva que no encontraba su traducción en el espectro político, pese a que partidos como IU defendían sus premisas.
Era necesaria la irrupción de una nueva fuerza política, que fuera capaz de despertar una ilusión adormecida por el rodillo de la mayoría absoluta del PP y la desconfianza o apatía por el resto de partidos. Debía ser alguien con la capacidad de aglutinar esos mensajes dados por la sociedad, de utilizar las nuevas tecnologías con la maestría suficiente -algo ya hecho por esas mareas o por el propio 15M- para llegar a un electorado que pedía grandes cambios, alguien sin mácula provocada por un sistema político que nos ha llevado a una situación muy complicada como país y como sociedad.
Las dos fuerzas del bipartidismo no lo vieron venir porque estaban muy acomodados en su alternancia. Recordad el desprecio con el que hablaban de Podemos antes de las últimas elecciones europeas, cuando ya empezaron a usar esos "argumentos" que tanto ellos como sus palmeros siguen repitiendo en las tertulias -populismo, Venezuela, Irán, ETA, Cuba-. Precisamente, esa carencia intelectual demuestra una soberbia por parte del bipartidismo, que veía infranqueable la atalaya sobre la que se asienta, y a tenor de lo que se puede ver en cualquier tertulia televisiva, siguen siendo incapaces de aplicarse una dosis de humildad y discutir con argumentos serios con quien, ahora sí, podemos decir que les disputa el gobierno de España.
No es sólo la corrupción, claro que no. Es la pobreza a la que han llevado a miles de familias españolas. Que 20 personas posean tanta riqueza como 14 millones de españoles debería ser un argumento más que suficiente como para no votar a quien nos ha llevado a esto. La desigualdad económica es el gran problema histórico de América Latina y nos la estaban implantando sin que nos diéramos cuenta. Afortunadamente, todavía tenemos capacidad de reacción como sociedad y le hemos visto -en mi opinión un poco tarde- las orejas al lobo.
No es sólo la corrupción y no creo que sea, ni mucho menos, la razón principal del vuelco electoral que se cuece en España de cara a 2015. El paro, la emigración, la precariedad de los nuevos puestos de trabajo que maquillan las estadísticas de desempleo, las listas de espera en hospitales y la privatización de éstos, la precarización de la educación pública -con las subidas de tasas en las universidades, que han provocado el abandono de sus carreras por parte de 45.000 estudiantes este curso-, o los recortes en servicios sociales para atender a un espectro creciente de la población que cae en la pobreza, son motivos de peso que han llevado a buena parte de la sociedad a buscar una alternativa que despierte ilusión por el cambio.
No es sólo la corrupción y lo que publica hoy "El País" es sólo un sondeo, pero la desconfianza de la población hacia el PP y el PSOE sigue creciendo. Veremos qué ocurre dentro de un año.

3 comentarios:

  1. No, claro que no es solo la corrupción. De hecho, la corrupción es simplemente el síntoma más visible, la pústula supurante que nos advierte de la presencia de la peste.

    El problema es mucho más grave y va más allá de esos políticos que meten la mano en lo de todos para, una vez agotados todos los requiebros dialécticos posibles en no admitir su culpa, justificarse con chulería impresentable. Unos políticos que hacen las leyes y las reglas del juego democrático a la medida de sus intereses particulares o de quienes les compran.

    El problema es éndemico de nuestra idiosincrasia cultural. "Todos lo hacen", "¿Tú no lo harías?", "Mientras yo esté tranquilo me da igual lo que hagan" "Son todos iguales" y cuántos tópicos más para poner de excusa que "España es así" y mirar hacia el lado contrario a la ética para con lo público. El problema es el ciudadano de a pie que consiente -cuando no alimenta con su voto- que sus representantes le traten de estúpido y él se lo crea.

    Afortunadamente hay esperanza. Algo cambia. Hace apenas unos lustros hubiera sido impensable ver a la hija/hermana de un rey sentada en un juzgado. Quedemonos con eso, con la convicción de que el pueblo, cuando quiere y si es capaz de unirse, tiene el verdadero bastón de mando. Afilemos nuestras guillotinas.

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  2. Buenos días Galip Bey. La mayoría compra en Zara, Pull&Bear, Massimo Dutti, Bershka, Stradivarius, Oysho y Uterqüe... y hacen a Amancio&cía muy rico, los trabajadores de esas tiendas también se enriquecen gracias a su trabajo, los que compran por internet consiguen hacerlos más ricos sin que sea necesaria la contratación, tiendas, instaladores, escaparatistas, etc. Así, mayoritariamente se hace poderoso a uno, antes PSOE, ahora PP y mañana -Dios no lo permita- Podemos, a ése lo harán poderoso, no más de 14 millones de personas juntas, sino más de 45 millones de ellas juntas... Nuestra responsabilidad en uno y otro caso es comprar o votar, las consecuencias también, los ricos si no hay negocio se irán, los empleadores si no hay mercado también. Un abrazo.

    Los afiladores son los primeros en sucumbir al filo de la intolerancia.

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  3. Me resulta curioso, NIP, esa aversión a Podemos. "Dios no lo permita", dices, pero Dios, como ente inextistente -respeto tus creencias- jamás podrá interceder en unas elecciones, gracias a Dios. Supongo que habrás sucumbido a esa propaganda que se ve en los medios y que los liga a ETA, Irán o Venezuela, pero lo cierto es que quien nos está llevando a parecernos cada día más a América Latina es el Partido Popular y la señora Merkel con sus políticas de austeridad. La barrera entre ricos y pobres es cada vez mayor y auguro un futuro muy gris para mi generación si no se produce un cambio. Podemos no está planteando entelequias ni quimeras, sólo hay que pasarse por su web para comprobarlo, sino que está demostrando que hay otra manera de hacer las cosas. Si cuando lleguen al poder lo hacen mal, no hay problema, dejarán de contar con mi apoyo, pero hoy han despertado en mí una ilusión por un cambio que veía muy difícil.

    Edvard, gracias por visitarme de nuevo y dejar tu punto de vista. Dejemos las guillotinas en el cajón del que nunca deben salir y cambiemos el tablero con sus tramposas reglas de juego. Eso es lo mejor que podemos hacer. Darles en la cara con sus pactos de la Moncloa, sus reformas del artículo 135 y su preconstitucional ley electoral. Devolvámosles todo el mal que nos han hecho en las urnas. Hasta hace unos meses creía que esto no era posible, pero ahora veo probable alcanzarlo.

    Abrazos a los dos.

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