miércoles, 12 de mayo de 2010

El día que dijiste mi nombre

¿Quién soy?

"Daniel", dijo mi abuelo con voz tenue y frágil, mostrando en las arrugas de su rostro el gran esfuerzo realizado para emitir cada fonema que forma mi nombre. Sus ojos brillaban tal vez por la alegría de reconocer en mí al nieto que crió durante muchos veranos en la pequeña localidad de El Bayo. Su mano temblorosa se aferró a la mía y con sus labios sonrientes besó suavemente mi mejilla.

Si hay algo que no has perdido, abuelo, es tu amor por los seres que te rodean y te acompañan en todo momento. Aunque tú no lo sepas, en ese instante me sentí tan dichoso y feliz que no pude reprimir unas lágrimas de emoción ante tu hazaña. Mucha gente no lo comprenderá, pero convendría explicarles una cosa: cuando normalmente te pregunto por mi nombre, tú me miras, ríes inocentemente, alzas tu mano hacia mí y me señalas con el dedo índice. No sé si sabes realmente quién soy, pero sonrío y te digo alguna tontería para que tú también sonrías. Maldito Alzheimer, mascullo entonces.

Sin embargo, el pasado sábado dijiste mi nombre y eso bastó para coparme de felicidad.

Ojalá lo repitas muchas veces más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario