domingo, 17 de octubre de 2010

A veces hay que tomar decisiones

El joven permaneció callado durante toda la retahíla. Su viejo profesor, cascarrabias y aquel día especialmente malhumorado, dejó caer sobre él toda su ira. El maestro se había ausentado durante demasiado tiempo de sus clases y ahora pagaba el agobio que sentía por haber faltado a su deber, con su alumno. No sólo con él, sino con todos los demás. Pero aquel día el joven se hartó, se levantó de su silla, le rebatió al maestro sus injustificados argumentos, le explicó con suaves palabras su ínfima categoría como ser humano, fue a la secretaría de la facultad donde estudiaba, se dio de baja y comenzó una nueva vida lejos de aquel maniático, ególatra y compulsivo profesor.

Al final fue feliz, pero pagó el precio de renunciar a sus sueños.

2 comentarios:

  1. Hola campeon.
    Aveces hay que tomar decisiones importantes ante situaciones intolerables.
    Una retirada a tiempo es una victoria.
    Un abrazo amigo.
    Ricard

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  2. En realidad la historia no acaba aquí:

    "Tras abandonar la facultad decidió ir en busca de sus sueños, pues sabía que sólo así hallaría la felicidad. Al realizar aquella primera renuncia era consciente de que había tomado la decisión correcta: ¿Cómo iba a depender la felicidad del comportamiento de alguien inmoral como aquel profesor? Así que se salió del rebaño y comenzó a caminar por la vida como un hombre libre. Los grajos vuelan en bandadas, pero las águilas se alzan solitarias. Sí, seguiría su propia senda, aquella a la que se sentía llamado; aquella para la que había sido creado e imaginado desde antes del principio de los tiempos..."


    (Galip Bey, gracias por la visita al blog y tu comentario. ¡Suerte!, la mereces, tú estás vivo)

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