jueves, 1 de julio de 2010

Ciudadano del Mundo

Me hallo a pocas horas de comenzar una gran aventura. Acabo de cerrar la maleta, empujando con mis rodillas para apretar hasta el límite mi equipaje. Parto hacia el Nuevo Mundo. Nunca antes había cruzado el océano Atlántico, la gran masa marina que nos separa de América. Admiro a aquellos hombres que sin saber lo que hallarían más allá del horizonte se lanzaron a una empresa difícil y arriesgada. Eso sí, detesto todo lo ocurrido después. Seguramente ya lo sabrás, así que mejor te ahorro los detalles.

Cuando al fin pueda besar la tierra tan idolatrada por los europeos desde hace cientos de años, el continente que permaneció oculto a nuestros ojos durante milenios, pues éramos incapaces de ver más allá de nuestro propio ombligo, no sé qué sensación experimentaré. Soy incapaz de imaginarlo.

Estoy impaciente por desembarcar en México, descubrir sus secretos, enamorarme de su gente, recorrer su vasto territorio, aprender su historia, predicar su legado. Quiero seguir explorando este planeta del que soy habitante, pues hace tiempo que dejé de creer en patrias. Siempre he temido los nacionalismos.

Soy ciudadano del Mundo.

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