sábado, 30 de octubre de 2010

La tierna infancia

El pequeño iba golpeando el parche con sus baquetas rítmicamente. Estaba haciendo música. No había notas, pero el ritmo y los matices eran suficiente para crear una atmósfera especial, mística, extraterrestre. Cuando concluyó su ejecución, me miró y se tiró un pedo.

3 comentarios:

  1. Arriba los peques. Que no dejen nunca de existir.
    Abrazos, campeon.
    Ricard

    ResponderEliminar
  2. Ese pedo en este microrelato ha sabido a gloria... Gracias.

    ResponderEliminar
  3. Muchacho, soy Dani, tu vecino, y ex-compañero de colegio y Universidad.
    Acabo de descubrir tu blog y la verdad es que estoy leyéndolo entero, pero me ocurre que es un poco tarde. Seguiré mañana, que me has dejado enganchado. Te paso el mío: www.diariopocometodico.blogspot.com, y si quieres hacer un buen uso de él, descárgate todos los discos que quieras. Tienes para elegir. Ciao!!!

    ResponderEliminar