Mientras afino el timbal, siguen bombardeándome con muertes anunciadas, milagros inverosímiles adjudicados a pontífices que ocultaron graves crímenes, bodas reales que no me importan y partidos de fútbol totalmente intrascendentes. Mientras tanto, cerca de cinco millones de españoles buscan trabajo, las grandes empresas despiden empleados al tiempo que ven incrementados sus beneficios y siguen recortando derechos que ha costado sangre y sudor conseguir. Cuando miro la alternativa me dan ganas de echarme a llorar. Cuando observo la apatía de los sindicatos empiezo a temblar. Cuando más allá de nuestras fronteras alaban la política económica del gobierno, no puedo sino pensar que marcharse de aquí es la mejor alternativa.
Pero entonces se dispara en mi oído la señal conocida. El pedal alcanzó su objetivo, el do ya está afinado. La cuarta justa es correcta. Empieza la música y entonces sólo tengo pensamientos para Beethoven.
Hola galip.
ResponderEliminarMuy buena entrada con una reflexion muy acertada.
Comparto tu opinion mientras afino mi unico instrumento: Las ondas de mi humilde radio.
Piensas en el autor, pero; ¿En qué piensa un músico cuando toca?
ResponderEliminarDeberíamos poder alcanzar un desarrollo en el que el artista pueda vivir de su arte sin subvenciones ni limosnas públicas.Un abrazo.
La música como la poesía y toda manifestación artística transportan al hombre hacia lo esencial: vivir hondamente el momento presente.
ResponderEliminar:O)
Buena pregunta, NIP. Supongo que algún día dedicaré una entrada a ello, aunque es algo difícil de describir. Estos días agudizaré mi atención mientras estudio a ver qué corre por mi mente.
ResponderEliminarComparto tu deseo de que ojalá algún día podamos dejar de depender del erario público, pues eso significará que la gente se preocupa más por el arte que por el fútbol. Lamentablemente, falta mucho tiempo para que eso ocurra (si es que algún día ocurre) y además, según la Constitución, los políticos tienen la obligación de acercar la cultura al pueblo. Ya estuvo durante demasiado tiempo prohibida en este país y todavía estamos sufriendo las consecuencias de la dictadura en algunos aspectos, especialmente de este tipo.
Abrazos a todos y gracias por venir.
Una bonita manera de escapar de la realidad. Lástima que el momento musical sea perecedero...
ResponderEliminarun abrazo
Galip, como siempre, brillante, pero en la confianza del aprecio, me atrevo a matizar la insinuación de los pontífices que ocultaron graves crímenes. Y para ello me limito a contar una experiencia personal.
ResponderEliminarUn amigo rompió de forma inopinada con su novia. Ella no entendía nada, y me preguntaba la razón de esta ruptura. En un momento dado, ella me contó que había llegado a sus oídos que mi amigo tenía interés por otra chica (amiga mía también) y que ese era el detonante. Yo lo negué, pues no daba crédito a aquellas noticias. Si alguien conocía a mi amigo era yo, y él jamás pondría la atención en otra persona mientras salía con ella. Por no alargarme, diré que al cabo del tiempo resultó ser verdad. Mi amigo se echó de novia a la del "rumor".
¿Ocultaba yo la verdad? No, sencillamente no le daba crédito.
Hay verdades infinitamente más inverosímiles (y más, para una persona buena), pero que por desgracia se han mostrado ciertas. A quien no da crédito, en el peor de los casos, podrá acusársele de ingenuo, pero no de malvado.
Un abrazo.
El crimen del que hablo es la pedofilia, algo aberrante y que hace poco tiempo ha salido a la luz. Es algo real que se ha ocultado durante demasiado tiempo, algo que los jerarcas de la Iglesia conocen de primera mano pero prefieren obviar, manteniendo en sus puestos a criminales que deben ser juzgados ordinariamente.
ResponderEliminarCuando hay pruebas, como niños a los que se les ha arrebatado la inocencia quedando traumatizados para toda la vida, el delito es gravísimo y la omisión, algo peor.
Un abrazo!