viernes, 21 de agosto de 2009

No somos piedra de toque


Estoy harto de mirarme el ombligo. No es precisamente la parte más bonita de mi cuerpo, pero yo, al igual que todos los occidentales, paso horas y horas pensando que somos los buenos de la película, aquellos cuya cultura es superior a cualquier otra y miran a las demás con una especie de condescendencia y paternidad que cada vez me da más asco.

Nosotros, que nos creemos portadores de la verdad, enarbolamos la bandera de la igualdad, la libertad y la fraternidad, pero somos como cualquier ser humano que no siga estos principios. Somos egoístas, arrogantes y avariciosos. No nos preocupamos por los demás sino por nosotros mismos y sólo cuando la televisión arroja alguna terrible imagen de un niño devorado por las moscas en un recóndito lugar de África sentimos por unos segundos un dolor falso, volátil y fugaz, que desaparece cuando devolvemos la mirada a nuestro plato para seguir comiendo el alimento ganado con tanto esfuerzo. Entonces nos azotaremos con reflexiones tales como "yo no puedo hacer nada", "la culpa es de los que nos gobiernan" o "esto no tiene solución" y seguiremos viviendo en nuestra burbuja capitalista, la mayor culpable de esta situación.

¡Despertemos, occidentales! El mundo no empieza ni termina en nosotros. No somos piedra de toque ni poseemos mentes superiores. Nuestra crueldad contra el resto de la especie humana es la que nos ha hecho tener el privilegio de vivir mejor que el resto. Es hora de asomarnos al mundo tal como es.

No hay comentarios:

Publicar un comentario