domingo, 22 de noviembre de 2009

Opinión

Hoy me he hecho accionista de International Leisure Development. Tal vez no os suenen estas tres palabras en inglés, pero cuando os diga que configuran el nombre de la empresa encargada de la ejecución de ese gran complejo de ocio y juego llamado Gran Scala ya os sonarán un poco más.

La razón de esta repentina acción no es otra que el apoyo ofrecido por el hijo del legendario piloto de fórmula 1, Niki Lauda, pues él está llamado a convertirse en el filón comercial necesario para recabar apoyos privados, debido al cada vez menos entusiasta respaldo de la ciudadanía aragonesa y los partidos de la oposición, aunque no hemos de olvidar el enchochamiento existente en las altas esferas de nuestras instituciones, así como en el pueblo cuyas tierras están destinadas a albergar dicho recinto.

Después de tantas idas y venidas, de tanto despilfarro de dinero público en presentaciones absurdas así como las últimas polémicas suscitadas debido al asesinato de la mujer de uno de los mayores impulsores de este proyecto (Mark Campbell) por motivos que aún están por resolver, dejan en la cuerda floja un proyecto ilusorio y a todas vistas inconcebible en estos tiempos que corren.

Quisiera hacer desde este humilde rincón de la red un llamamiento a todos aquellos ingenuos que todavía creen en el futuro de este proyecto. Después de tanto tiempo sin haberse llevado nada a cabo salvo una dudosísima cesión de los terrenos de Ontiñena para la construcción del macromplejo o aquella polémica presentación del proyecto en la sede de la Diputación General de Aragón, es el momento de pedir a los políticos en el poder (especialmente al PAR) que dejen de dejarse seducir ante un proyecto a todas luces imposible de realizarse.

No vendan más humo a las buenas gentes que habitan esta tierra.

(Por supuesto, la afirmación del principio es falsa. Jamás me haría accionista de esa empresa)

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