martes, 7 de julio de 2009

Desde mi planeta


Habito una pequeña habitación en el centro de una ciudad llamada Zaragoza. Su ventana da a un patio interior que no ofrece grandes paisajes, sino las paredes encaladas de la casa que se encuentra enfrente. Sin embargo, hay ocasiones en las que el pequeño fragmento de cielo que se atisba entre los edificios que forman la manzana en la que vivo, ofrece algún espéctaculo que llega a estimular mi sentido de la vista.

Algunos atardeceres son realmente hermosos: rojos, naranjas, amarillos e incluso azules, ofreciendo una amalgama de colores que tiñen el blanco de las casas que me rodean, haciendo que por unos instantes, mi percepción de este pequeño lugar cambie por completo. Esto ocurrió precisamente hace unos días, cuando me encontraba leyendo El Libro Negro, del escritor turco Orhan Pamuk. Me hallaba embebido en una de las historias que en él se cuentan cuando me di cuenta de que el color de mi habitación había cambiado. En ese instante me levanté de la cama en un abrir y cerrar de ojos y me vi contemplando los maravillosos colores que me mostraba el cielo.

Parecía brotar sangre a borbotones de entre las nubes, al mismo tiempo que los rayos del sol se colaban entre ellas bañando de una luz rojiza la ciudad. Podía ver la ropa tendida que también se contagiaba de este capricho natural y mis propias manos perdían su moreno en favor de un color que nunca antes habían disfrutado.

Entonces no me lo pensé, cogí la cámara de fotos y lancé varios disparos a este espectáculo, el cual ahora podéis ver aquí. Es difícil recoger con una cámara más bien mediocre los colores que el sol pintaba en ese instante, pero quedó bastante bonita.

Ahora sigo buscando imágenes que alteren la monotonía en la que me he visto envuelto sin querer, una monotonía que ya creía acabada a estas alturas del verano, pero que me veo obligado a seguir quiera o no, hasta el mes de septiembre.

Tendré que llenar de ánimo este cerebro tan cansado, dejarme llevar por las hermosas sensaciones que la música sigue despertando en mí.

La música...

No hay comentarios:

Publicar un comentario